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Formula 1: Crónica de una caída, el colapso interno que desmanteló a Red bull

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La muerte de Dietrich Mateschitz fue solo el primer movimiento en una cadena de eventos que ha dejado a Red Bull Racing irreconocible

Lo que alguna vez pareció un imperio invencible en la Formula 1 se ha desmoronado en tiempo récord. La desintegración de Red Bull Racing no es solo una historia de derrotas deportivas, sino la de una implosión interna que comenzó con el fallecimiento de Dietrich Mateschitz en octubre de 2022. La pérdida del cofundador y protector absoluto de la escudería rompió el equilibrio en Milton Keynes, dejando a Christian Horner sin su escudo político y desatando una feroz guerra civil entre las facciones austríaca y tailandesa de la empresa que ha terminado por consumir la estructura desde dentro.

El éxodo de talento ha sido devastador y marca el fin de la excelencia operativa y técnica del equipo. Jonathan Wheatley, el arquitecto de la maquinaria perfecta en boxes, partió para liderar el proyecto de Audi F1, llevándose consigo décadas de conocimiento clave. Aún más dolorosa fue la salida de Adrian Newey, el cerebro maestro detrás de los monoplazas campeones, quien no solo se unió a Aston Martin, sino que asumirá el cargo de Director de Equipo, cumpliendo allí el deseo de control total que Red Bull le negó. Sin su genio aerodinámico y sin la ejecución táctica de Wheatley, el equipo perdió sus dos pilares fundamentales.

La caída de los gigantes continuó con el despido de Christian Horner en julio de 2025. El hombre que transformó las cenizas de Jaguar en una potencia deportiva ganadora de 13 títulos cayó víctima de la política pura, siendo reemplazado por Laurent Mekies. Su salida fue el resultado final de la lucha de poder instigada por figuras como Jos Verstappen y Helmut Marko. Irónicamente, el propio Marko, a sus 82 años, también cerró su ciclo a finales de 2025. El polémico asesor deja un legado mixto: descubridor de talentos generacionales, pero también responsable de un ambiente tóxico y declaraciones que dañaron la imagen de la marca repetidamente.

La inestabilidad en los despachos se trasladó inevitablemente a la pista, resultando en una crisis de pilotos sin precedentes. La apuesta por Yuki Tsunoda para 2025 resultó ser una decepción total, costándole al equipo el título y relegando al japonés al rol de reserva. Esto siguió a la salida silenciosa de Daniel Ricciardo y al despido de Sergio “Checo” Pérez a finales de 2024, cuyo rendimiento cayó en picada tras años de contribuir a los campeonatos de constructores. La alineación que alguna vez dominó la parrilla se disolvió entre errores y falta de rendimiento.

Hoy, Red Bull Racing enfrenta el futuro como una sombra de lo que fue. La era dorada construida por la visión de Mateschitz, la gestión de Horner y el lápiz de Newey ha terminado oficialmente. El equipo que definió el estándar de la Formula 1 moderna durante la última década debe ahora buscar una nueva identidad entre los escombros de una guerra interna que, pieza a pieza, desmanteló la maquinaria de ganar más efectiva de la historia reciente del deporte.

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