Roman Bilinski consiguió su primer triunfo en una caótica carrera Sprint, después de que el ganador en pista, Tim Tramnitz, fuera penalizado por un error técnico
El piloto polaco Roman Bilinski, de Rodin, fue declarado ganador de la carrera Sprint de la Formula 3 en Monza, después de que el vencedor inicial en la pista, Tim Tramnitz, recibiera una sanción de diez segundos tras la competencia. La penalización fue impuesta debido a que el piloto alemán no realizó correctamente el procedimiento de configuración de salida antes de que se apagaran las luces. Como resultado, Bilinski heredó su primera victoria en la categoría, con Martinious Stenshorne en segundo lugar y Laurens van Hoepen completando el podio en una de las carreras más caóticas de la temporada.
La competencia estuvo marcada por la acción desde la primera curva. El poleman Laurens van Hoepen fue superado brevemente por Tuukka Taponen, quien se vio obligado a cortar la chicana y devolver la posición. En medio de las batallas iniciales, un toque en la parte media del pelotón provocó la salida del primer Safety Car y el abandono de Ivan Domingues. Este inicio desordenado sentó las bases para una carrera impredecible y llena de adelantamientos.
En medio del caos, Roman Bilinski fue uno de los grandes protagonistas en la pista. Tras el primer reinicio, el piloto de Rodin escaló posiciones de manera impresionante, ejecutando una serie de adelantamientos para pasar del séptimo lugar hasta la lucha por el podio. Su remontada incluyó una intensa batalla con Martinious Stenshorne por la segunda posición, demostrando un ritmo sólido que finalmente le permitiría estar en la posición ideal para capitalizar la sanción posterior.
En la pista, la victoria parecía ser para Tim Tramnitz. El alemán había logrado tomar el liderato y, aprovechando las luchas a sus espaldas, consiguió abrir un pequeño hueco. Tras sobrevivir a un reinicio final de una sola vuelta después de un segundo Safety Car, Tramnitz cruzó la línea de meta en primer lugar, seguido de cerca por Bilinski y Stenshorne. Sin embargo, la celebración duraría poco, ya que la dirección de carrera anunció la investigación que cambiaría el resultado final.
Finalmente, la carrera se decidió en la sala de comisarios. La sanción a Tramnitz por un error técnico previo al inicio de la carrera lo relegó fuera de la zona de puntos, otorgándole a Roman Bilinski una merecida victoria por su insistente actuación. El resultado es un recordatorio de que en el automovilismo cada detalle cuenta, desde los procedimientos técnicos antes de la salida hasta la última curva de la carrera.