El futbol es un deporte hermoso, en el que la magia y el trabajo duro se unen para entregar pinceladas de arte, y gran parte de eso se la debemos a una sola persona; ha pasado a pasado poco más de un año desde la partida del Rey Pelé, y aquí trataremos de recordar algunas cosas que han pasado desde entonces.
144 días después, Vinicius Jr subió en sus redes sociales una recopilación de casos de racismo, un fenómeno que, en palabras de Edson Arantes Do Nascimento, no ha cambiado mucho; incluso denunció que cuando salía a jugar fuera de su país, lo llamaban chimpancé, mono o criollo.
Hubo una chica, una de las primeras, de la que yo estaba enamorado. Cuando su padre se enteró rompió rápido la relación. Un día fue a la escuela y la reprendió por juntarse conmigo. ‘¿Qué estás haciendo con ese ‘negrinho’?, gritó. Creo que fue la primera vez que experimenté directamente el racismo y quedé totalmente estupefacto. Cuando su padre la tomó del brazo y la puso sobre sus rodillas, yo estaba tan atónito que no podía moverme. Todo el mundo observaba y yo no hice nada. Luego corrí a casa y me deshice en lágrimas.
Edson Arantes Do Nascimento.
Y la oscuridad continuó, Dani Alves fue condenado a prisión preventiva a los 165 días de que partió Pelé, quien no fue ajeno a problemas extra cancha, desde no visitar a su hijo en prisión, pasando por no devolver dinero para encuentros de futbol, hasta ser obligado por la corte a reconocer hijos ilegítimos.
El que parecía que sería su heredero se lesionó en el día 292, una más a la larga lista de problemas que ha tenido. Neymar parecía que competía con los grandes, así como lo hizo Edson Arantes, llevaba la magia en sus botines, gambeteando, dejando atrás a sus rivales, deleitando a los ojos.
Lionel Messi levantó su octavo balón de oro a los 305 días, en lo que para muchos fue lo que reafirmó que el argentino se convirtió en el mejor jugador de todos los tiempos, superando al brasileño.
Sí o sí o no será cuestión de cada persona, pero Pelé no llegó hasta el punto de ser el más grande solo por premios, se lo ganaba en la cancha, con sudor, sangre y amor a la camiseta; todo eso lo llevó a conquistar tres mundiales con Brasil, a ser la inspiración de cada niño, incluso a ser la cara de todo un país, a revolucionar al futbol.
Pero donde hay oscuridad, también hay luz, 310 días después el Fluminense consiguió el campeonato de la Copa Libertadores, la misma que alzó Pelé en 1962 y en 1963, con un Santos que enamoró al mundo entero, imponiéndose al Peñarol y al subcampeón del 2023: Boca Juniors.
A los 327 días, Brasil cayó 0-1 ante Argentina, en su propia casa, en un partido que se vio manchado por la violencia en las gradas. Esta fue la confirmación de una verde amárela en decadencia, que no lograba despuntar en las eliminatorias y por primera vez dejaba que el rival se llevara tres puntos de su hogar.
¿Qué habría pensado de esto? Después de todo, es la selección a la que hizo tricampeona del mundo, gran parte de la historia de esta nación es por él. Dio el golpe de autoridad gracias a él, definió el estilo que llevaría por décadas, el mismo con el que ganaron dos campeonatos más, y ahora no encontraba la manera de llevar el barco a flote.
En el día 342 descendió su amado Santos, un equipo al que volvió histórico, todo partiendo de la idea de divertirse. Con ese estandarte, el jogo bonito se desplegó en cada cancha que pisó, imponiendo, deleitando, enamorando, recabando una gran cantidad de títulos y adeptos a sus filas.
Cuando se cumplieron los 365 días, no hubo equipo ni institución que no pudiera recordarlo, el día en que la pelota dejó de rodar, donde a todos les llegó a la memoria cuando, después de meses de lucha y de varios sustos, por fin el Rey decidió descansar.
El cristo de Brasil vistió su playera, su legado se recordó, y la pelota volverá a moverse, así como lo hizo por los últimos 365 días, en lo que será un recuerdo constante de lo bello que es el futbol, lo que Pelé forjó y, al igual que él, será eterno en la mente y corazón de la gente que ama este deporte.